Karl Marx, en su manifiesto comunista, para terminar la sección segunda (proletarios y comunistas) promete: "Una vez que en el curso del desarrollo han desaparecido las clases y está toda la producción concentrada en manos de los individuos asociados, pierde el poder público su carácter político. El poder político en sentido propio es el poder organizado de una clase para someter a otra. Si el proletariado, en su lucha con la burguesía, se une necesariamente como clase, se hace clase dominante por medio de una revolución y suprime por la fuerza, como clase dominante, las viejas relaciones de producción, suprime, con esas relaciones de producción, las condiciones de existencia de los antagonismos de clase, suprime las clases como tales y, con ello, su propio dominio en cuanto clase.
En lugar de la vieja sociedad burguesa, con sus clases y oposición de las mismas, aparece una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno es la condición del libre desarrollo de todos".
Es interesante comparar la filosofía marxiana con el marxismo y su resultado, el "socialismo real", tal como se muestra en la película La vida de los otros.
Todo eso de la igualdad de clases está muy bien en la teoría pero en la practica es una auténtica utopía, porque en cualquier sistema siempre existe una clase dominante que somete a la inferior. En el caso de la RDA, el “socialismo real” se encargó de dirigir el país con mano de hierro durante cuarenta años.
ResponderEliminarUn sistema funciona hasta que deja de funcionar, y eso es lo que paso con las repúblicas socialistas en Europa. Uno de los detonantes de la caída del muro fue que el ciudadano de a pie se comparaba con sus vecinos Occidentales, y se daba cuenta que el sistema capitalista era de lejos muchísimo mejor, lo que produjo que dejaran de creer en los principios socialistas. En primer lugar porque a diferencia de estos, el Estado no fijaba el salario de sus trabajadores, las empresas e industrias del país no estaban nacionalizadas, no existía el partido único, aparte de los productos de primera necesidad, podían optar a determinados “lujos” hasta el momento impensables para ellos, y los más importante de todo podían abandonar el pesado yugo de la cultura del miedo y la represión.
No es que el capitalismo sea la panacea, de hecho con todo el tema de la crisis mundial debido a la burbuja inmobiliaria muchas personas se han planteado si este sistema es el más adecuado, pero a diferencia de los sistemas socialistas, el ciudadano tiene voz y voto para decidir el destino de la clase política que los gobierna.
¡¡ VIVA EL MAL, VIVA EL CAPITAL !!
socialismo, capitalismo ... parece que ningún sistema acaba de convencernos, habrá que ir pensado "el siguiente".
ResponderEliminarAlguna idea?
Creo que viene otra ola de pobrismo
ResponderEliminarjua,jua,jua
ResponderEliminarmuy bueno insomne, pobrismo en toda regla