viernes, 4 de septiembre de 2009

EL ACORAZADO POTEMKIN (CINECLUB.51) + PAUL VIRILIO

Comenzamos el curso cinéfilo 2009-2010 (cómo pasa el tiempo) con Bronenosets Potyomkin (El acorazado Potemkin), una obra de arte al servicio de la revolución rusa, realizada por Sergei M. Einsestein en 1925, que abre muchos frentes, quizá precisamente porque escapa de lo que hoy esperamos del cine. Por ello, quiero aprovechar la ocasión que nos ofrece esta exterioridad para acabar lanzando una mirada sobre la actividad del propio cineclub, todo ello a propósito de una serie de entrevistas a Paul Virilio -director de la escuela especial de arquitectura de París- publicada con el título El cibermundo, la política de lo peor (Ediciones Cátedra, colección Teorema).

1. Para quienes hemos superado la candidez de pensar que el arte es inocente y vive exento de intereses, lo primero que surge es el tema del ámbito de fundamentación de la obra artística, que en este caso es evidentemente político. Sobre el debate entre la politización del arte y la estetización de la política ya se ha hablado en el post titulado WALTER BENJAMIN: LA OBRA DE ARTE EN LA ÉPOCA DE SU REPRODUCTIBILIDAD TÉCNICA, por lo que no me extenderé. Sólo destacar que, sin duda, El acorazado Potemkin es el tipo de arte en el que Benjamin estaba pensando: un instrumento político al servicio de la revolución proletaria. Todas las proezas técnicas de la película están orientadas a la destrucción del aura (característica del arte burgués) y a la conexión con las masas.
2. Los dos mitos de las vanguardias artísticas en su etapa heroica -la máquina y la ciudad- coinciden con los dos protagonistas de la película -el acorazado y Odessa-, hasta el punto que se puede leer El acorazado Potemkin como una obra radicalmente vanguardista por su temática, que narra la realización de la esperanza moderna: la técnica liberando a las masas. Los planos de los pistones sincronizados emparentan con los de los marineros unidos en su lucha y con los de las masas desfilando respetuosas, dejando ver la concepción totalitaria de la sociedad como una gran maquinaria que se mueve al unísono.
3. Hoy (menos de un siglo después) la técnica ha derivado en cibernética. La etimología de la palabra (sobre su importancia, véase el comienzo del post LOST IN TRANSLATION) se ha diluido en la fascinación que produce, por lo que queda oculto su aspecto de control: su origen es el griego kubernana, que significa dirigir, gobernar (según el diccionario RAE, kubernetiké es el "arte de gobernar una nave"). La cibernética trata sobre los procesos de mando y comunicación entre los hombres y las máquinas. Esta comunicación, que en el acorazado se producía como un acople casi mecánico entre la máquina y su tripulación, se ha complejizado desde la llegada de la informática, o lo que es lo mismo, del tratamiento automático de la información, hasta el punto de que el espacio de la decisión ha cambiado radicalmente.
4. El diccionario recoge dos acepciones para informe, y son completamente opuestas (¿cuál remite en lo superficial y cuál en lo profundo a las técnicas contemporáneas de la información?). Creo que aquí puede estar la clave de la oposición entre lo real y lo virtual, necesaria para entender la ciudad y el peligro de la informática.
5. Unas palabras -poniendo de relieve algo que, aunque de sobra conocido, hay que volver a decir- de Paul Virilio en la entrevista titulada Algunas buenas razones para unirse a la resistencia (op.cit, p.79-80): "No se puede comprender el desarrollo de la informática sin su dimensión cibernética. No se habla de ciberespacio por casualidad. Las autopistas de la información están unidas a un fenómeno de feed-back, de retroacción. Estamos ante un fenómeno de interactividad que puede tender a privar al hombre de su libre albedrío para encadenarlo a un sistema de preguntas-respuestas que no tiene parangón. Cuando algunos ensalzan el cerebro mundial declarando que el hombre ya no es un hombre sino una neurona en el interior de un cerebro mundial y que la interactividad favorece este fenómeno, no estamos ya ante la sociedad de control [referencia a Gilles Deleuze], sino ante la sociedad cibernética. Aunque el modelo sea el de las abejas o el de cualquier otro sistema autorregulado, se trata de lo contrario de la libertad y la democracia. Las autopistas de la información van a desplegar, pues, un sistema interactivo tan temible para la sociedad como lo es una bomba para la materia. Según Einstein, la interactividad es a la bomba informática lo que la radiactividad es a la bomba atómica. Es un fenómeno constitutivo y disociativo. Naturalmente, existe la posibilidad de intercambios renovados y cuantiosos, pero al mismo tiempo, existe la amenaza de un dominio sobre las sociedades que es absolutamente insostenible".
6. La resistencia es recuperar la lengua, usar la palabra, charlar juntos. Este es el valor decisivo de nuestro cineclub: superar las preguntas binarias o decimales (sí/no, :)/:(, me gusta/no me gusta, 1-10), que necesita el control cibernético. Por eso es importante que hablemos entre nosotros (distinto del confesar que hemos tratado en otras ocasiones), que pensemos en términos no computables y en foros no controlados, pues equivale hoy al negarse a comer los gusanos de los marineros del Potemkin. Es necesario.

2 comentarios:

  1. Toda la razón, pero la esencia del cineclub, aparte de ver películas y comentarlas con más o menos profundidad, es que nos sirve como válvula de escape a todos los problemas que durante la semana arratramos y además es una buena manera de estar con los amigos.

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  2. 100% de acuerdo...
    por una vez (y espero que sirva de precedente) no he tenido que releer tu post en 3 ocasiones, cabrón!!!!
    jajajajajaaaaaaaa

    por cierto... te tengo una joyita de 1929 que, ummmmmmmm, "creme de la creme" anoche la volví a ver tumbado en mi cama y cada vez que la veo me gusta más... pero no sé si otra peli muda la aguantarán nuestros asistentes al cineforum, jejejeje

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